Había una vez una tortuga que se llamaba Manuna ella vivía en una parte del Bosque Feliz, pero Manuna tenía un problema no sabía cómo compartir con las demás tortugas que habían y no tenía amigos ya que era muy tímida para hablar con los otros animales.
Manuna un día decidió salir al Parque que había en el centro del Bosque Feliz y se sentó en una banca que había ahí. Ella comenzó a mirar como los otros animales jugaban entre si y a Manuna le dieron muchas ganas de ir a jugar, pero le daba miedo hablar con ellos, entonces se quedó sentada ya que su timidez le ganó.
Las otras Tortugas que estaban jugando se dieron cuenta que Manuna estaba sola sentada en la banca y entre ellas se preguntaron si la invitaban a jugar, la Tortuga Dana dijo: “invitémosla a jugar” , Pau que era la otra tortuga dijo: “si, ya que se ve una buena tortuga”.
Las dos tortugas se acercaron a donde se encontraba Manuna, como era característico en Manuna intento alejarse, pero no lo hizo, Dana y Pau invitaron a Manuna a jugar con ellas en el Pasto de la Playa y Manuna aceptó.
Cuando empezaron a jugar Manuna se comenzó a sentir extraña, era algo que nunca había sentido antes y pensó: ¿qué es lo que siento? ¿será malo lo que siento? ¿todo el mundo sentirá lo mismo? Pero se quedo con la duda ya que no sabía a quién podía preguntarle y siguió jugando con Dana y Pau, jugaron todo el día, cuando Dana y Pau tenían que irse porque la Mamá tortuga las llamaba le dijeron a Manuna: “Manuna fue un placer jugar contigo ahora somos amigas, mañana te esperamos para seguir jugando aquí en la Plaza, no faltes."
Manuna ahí recién descubrió que era ese sentimiento, era un sentimiento de felicidad, ya que Dana y Pau habían sido muy amable con ella y le habían hecho descubrir algo nuevo eso era la Amistad, y ella a eso contestó: “no faltaré.”
